Ya sé que suena raro pero yo me relaciono con el mundo por el oído. No me falta ninguno de los cinco sentidos y creo que dispongo de ese sexto que al parecer tenemos, pero el sentido con el cual clasifico a la gente en mi cerebro es el oído.
Me he dado cuenta de esto con los años, no sabía por qué una persona me caía mal o bien sin tener ninguna información de ella, no sabía por qué mis opiniones a veces eran tan erróneas y personas a las que amaba resultaban ser renacuajos con forma humana o por el contrario personas a las que no daba ningún valor eran ángeles disfrazados de sapo.
Me enamoré de mi ex sin verle la cara, una voz a mis espaldas puso en marcha mis endorfinas y me costó 2 años de noviazgo y 6 de infame matrimonio librarme de la seducción que su voz ejercía en mí. Aún años después tenía que mentalizarme cuando iba a hablar con él para evitar la flojera que sabía me invadiría.
Desde que me di cuenta de este fallo en mi sistema, he procurado controlarme y no ceder a esa primera impresión que me producen las voces humanas.
Ahora sé que me enamoro de una voz, que odio el tono de una voz, que simpatizo con una voz y no con el/la propietario/a de la misma.
A veces me cuesta simpatizar con una persona que tiene voz de pito pero al final lo consigo fijándome en lo que dice y no en cómo suena.
Por eso internet me resulta un tanto neutro y no me relaciono bien porque no soy capaz de oír a las personas, tal vez sea una bendición puesto que así no prejuzgo pero igual me siento extraña en este mundo mudo.