LO VIRTUAL




Siempre han existido las relaciones epistolares, esto requería por parte de los participantes dedicación, tiempo y voluntad expresa de mantener el contacto, cosas todas ellas  que no son necesarias con el uso de Internet.
No reniego de las nuevas tecnologías, al contrario las uso y a veces incluso abuso de ellas, pero adolecen de ciertas carencias imprescindibles para mí.
Me gusta ver los ojos de la persona con la que hablo y no me digáis que las web cams suplen esa necesidad porque no es así, cuando uno se sitúa ante la cámara adopta la actitud condicionada a la persona con la que se va a comunicar, de alguna manera nos convertimos en interpretes de un guión, y además el brillo y las expresiones que se pueden leer en unos ojos en una conversación frente a frente no se traslucen a través de las cámaras web.
Ya dije en otro comentario que en mi caso concreto me relaciono con la gente por el oído en primer lugar. Ya sé que también Internet ofrece esa posibilidad pero tampoco es lo mismo, cualquier aparato de transmisión de voz modifica el sonido que recibimos, adquiere un tono metálico y reduce la calidez de las palabras.
Y entramos de lleno en los tres restantes sentidos que Internet por ahora no ofrece.
No se puede oler a la gente, no sabemos si su olor nos gustará o nos incomodará, no somos conscientes de la importancia de los aromas que desprendemos, pero inciden en cómo y con quién nos relacionamos.
En cuanto al gusto poco tiene que ver ni en Internet ni con relaciones sociales superficiales, sólo entra en juego cuando entramos en intimidad con alguien, pero no me diréis que nunca os ha pasado besar a alguien que os parecía atractivo/a y que su sabor os haya disuadido de seguir adelante.
Y el tacto ese es casi el más importante y tampoco disponemos de él a través de Internet. Una piel suave, vellosa, rugosa, basta o fina cualquiera de esas posibilidades nos atrae o nos repele dependiendo de nuestros gustos.
Todo eso sumado implica que si una carta escrita a mano y con suma atención a qué se dice y cómo se dice carece de cercanía, mucho más distante resulte una conversación a través de Internet mediante un Chat.
Una coma de mas o de menos, una mayúscula a destiempo, decir no o si a una pregunta que se ha hecho en varias líneas anteriores en ese batiburrillo de palabras en las que se convierten los chats, pueden dar origen a confusiones, a malas interpretaciones, a ofensas no lanzadas pero si recibidas.
Añadamos que no conocemos realmente a quien teclea al otro lado de la pantalla, y tendremos que reconocer que los amores, las amistades, las relaciones virtuales dejan mucho que desear.
No soy experta en amistades ni virtuales ni de las otras, soy una voluntariosa solitaria sin afán de cambiar esa característica pero hay personas que se vuelcan en amistades y/o amores virtuales que finalmente resultan no serlo.
El hecho es que cuando una pareja se divorcia los amigos quedan en una situación precaria ¿hay que elegir? ¿Hay que ser neutral? Yo tiendo hacia la neutralidad y a no implicarme en las disputas que les han llevado a tomar esa decisión. Lo mismo pasa con las rupturas virtuales entre amistades virtuales, procuro no posicionarme ya que a veces los implicados deciden replantearse su decisión y retomar su virtual relación y una queda virtualmente con el culo al aire.