LA REBELIÓN DE LOS TABAQUISTAS



Como en su día prometí vuelvo a este punto de reunión para informaros de nuevos y sorprendentes acontecimientos ocurridos.
Como ya sabréis la calma se había aposentado en  esta Noble Villa Virtual, pero al parecer era la calma que precede a la tempestad.
Sin demasiado alboroto volvió el Zagal. Aplaudieron los tabaquistas este regreso pero sin mostrar la euforia que otrora derrocharon con las vueltas, regresos, idas y venidas del Gran Maestro Desempaquetador.
Durante un tiempo nuestra villa gozó de una paz que se ha demostrado efímera. Decidió el Zagal después de sesudas reflexiones mostrar públicamente su amistad con una antigua colaboradora y posterior detractora del Gran Desempaquetador y esto desató las iras de algunos de los que le acompañaron en algunas situaciones de infausto recuerdo.
Seguidores del Zagal abandonaron la nueva mansión en que este acogía a los sufridos tabaquistas y éstos al fin quisieron hacerse oír.
Uno tras otros se levantaron y reprendieron a los Desempaquetadores en general acusándoles de sufrir un grave trastorno de Ombliguismo (que en lenguaje llano se describe como egolatría).
La olvidada pancarta que rezaba Estamos con el Gran Desempaquetador cobró de nuevo vida. Los tabaquistas hartos de disensiones, peleas, amistades, reyertas y cuanto compartían los desempaquetadores entre sí, decidieron dejar patente mediante contundentes escritos que la prioridad de los Desempaquetadores, fuere la que fuere, no les importaba un ardite y que lo único que querían ellos , los tabaquistas, era su paquete a poder ser diario sin tantas disquisiciones.
Se eliminaron del Facemuro dedicado al Gran Desempaquetador y posteriormente reconvertido en Facemuro Zagaleño, algunos de los mensajes que los seguidores de éste último habían depositado en él intentando volver al espíritu para el que fue creado: en recuerdo y honor del Primer Gran Desempaquetador.
Voces aquí y allá (que hasta el momento del levantamiento habían permanecido en silencio) reivindicaron las razones esgrimidas por el Gran Desempaquetador con respecto a la filípica que éste dirigió al Zagal tiempo atrás.
Una vez más los tabaquistas se vieron forzados a tomar partido, una vez más el fantasma de la diáspora les amenazaba y en esta ocasión casi al unísono declararon y reconocieron que su adicción les llevaba a acceder a mansiones, portales, puertas, suburbios, e incluso ciudades del exterior a fin de obtener su preciado vicio, dejando pues claro que ningún Desempaquetador les importaba más allá de la posibilidad de conseguir su paquete.
Todo esto acaeció en fechas muy recientes y los resultados de la revuelta tabaquista aun no tienen desenlace.
Y para aquellos que tal vez me acusan de desleal debo aclarar que sí, soy tabaquista, yo también ansío mi vicio diario y acudo a cualquier estancia que alivie mi adicción, pero sólo soy adicta al paquete no a los empaquetadores. Soy consciente de lo que hago no es lícito pero no puedo pasar sin mi ración regular y no me importa el copyright ni quien es el autor/a del desempaquetado, lo tomo y a veces salgo corriendo sin agradecer el trabajo realizado porque la adicción sobrepasa mi raciocinio y no deseo ocupar mi tiempo en agradecimientos vanos y grandilocuentes, yo no elegí desempaquetar, quien lo haya hecho que arrostre las consecuencias.
Seguiré como siempre atenta a los acontecimientos venideros y si ello fuese de recibo los trasmutaré a estas ilustres páginas.