Si, si, si! Tengo tele nueva, es plana, tiene …ytantas pulgadas, teletexto, sonido….round en fin la modernidad de la modernidad ¡qué bien! Ahora sólo me falta aprender a usarla.
He necesitado dos muchachotes forzudos para retirar la vieja que ahora reposa en el cuarto de los trastos con otras tres teles más de diferentes tamaños y marcas.
Esta no pesa nada, es graaaande, anchaaaa, altaaaaa y plaaaaana y creo que se ve de coña, digo creo porque aún no he conseguido convencerla para que se ponga en marcha.
Le he cambiado las pilas al mando a distancia que por cierto tiene tantos botones, teclitas, pulsadores y demás garambainas que me da miedo poner en órbita algún sputnik si le doy a la tecla que no toca. Tengo que hacer un curso rápido de inglés para mandos a distancia. Reconozco el on, los signos + y – y alguna que otra palabreja más, pero el resto es como un jeroglífico en chino mandarín. El cambio de pilas no ha obrado el milagro y sigue estático como esperando algo pero no se qué.
He intentado poner la tele en marcha con algún botón al que pudiera yo hincarle el dedo pero no hay botones, yo sí tengo dedos pero no dónde meterlos (en el televisor digo), la he enchufado a la corriente eléctrica, la desenchufado (no fuera caso que no le gustara el enganche con ese enchufe) y la he encasquetado en otro enchufe pero sigue con el ojo apagado.
He enfrentado cara a cara el mando a distancia y la tele, ojo con ojo, y los he amenazado a ambos “o funcionáis o...o” pero como no he sabido concretar la amenaza pues han pasado olímpicamente de mí.
Un señor muy amable al que le he preguntado me ha dicho “joe, señora, pues le da al botong ese que pone on y se le enchegará”, le he comentado que eso ya lo he hecho y que la tele se niega a obedecerme y me ha respondido “¿seguro que lo hace usted bien?”, y digo yo ¿es que hay una forma bien y otra mal de apretar el botón que dice on? Porque yo sólo sé una.
Temo por la integridad de ambos electrodomésticos puesto que durante una de las refriegas que teníamos mis ojos volaban hacia la ventana que queda al ladito mismo del súper-televisor y la tentación de abrirla y que echara a volar junto con su amiguito el mando ha sido terrible, pero me he reprimido.
Espero ansiosamente a mi buen amigo Jordi un muchacho con mucha maña para lo electrónico, aunque supongo que una vez más mi inutilidad con respecto a este tema quede en evidencia como tantas otras en que he recurrido a él, ya que en general toca ligeramente algún cable, “botong” o tecla y la cosa se soluciona.
De momento la tele, el mando a distancia y yo mantenemos un alejamiento conveniente y así evito que cualquiera de nosotros salga herido.
Debo aclarar que le he pedido perdón a mi viejo televisor y que no lo he devuelto a su emplazamiento porque pesa más que una vaca en la solapa.
Aconsejo a quienes vivan cerca que durante los próximos días se abstengan de pasar por debajo de las ventanas de mi casa por si en algún momento los pelos de la nuca se me erizan demasiado y decido otorgar libertad de paradero a mis nuevos y modernísimos electrodomésticos.