Mis queridísimos alumnos, después de esta ausencia provocada por la inútil de la administradora vuelvo a vosotros con ganas renovadas.
En esta ocasión contemplaremos algunos ejemplos de productos de cocina que pueden enriquecer o por el contrario destrozar nuestros platos, hoy os enseñaré a elegir los productos adecuados.
Empecemos con la humilde berza, esta que veis aquí es la que puede convertir nuestros platos en verdaderas delicias, en cambio si erráis en la elección y escogéis esa otra que parece tan mona la cosa puede resultar un verdadero desastre. Este tipo de berza (aclaremos que berza se usa también como sinónimo de estupidez supina) tiene tendencias agresivas que pueden acabar con un menú en cuestión de minutos.
Pasemos al cerdo. Nuestro aclamado cerdo ibérico tiene un aspecto como el que aquí veis, en cambio hay otro tipo de cerdo que nunca, jamás de los jamases debéis dejar que pise vuestra cocina, su aspecto en nada se parece al cerdo comestible, éste es correoso, y aunque le arrees con una piedra en toa la boca sigue sin callarse mientras intentas cocinarlo, huid de este cerdo, contamina.
Y por último la anguila, éste es un pez que se distingue por ser muy escurridizo, cuesta cogerlo, se escapa de las manos, de las redes, de las nasas de pesca, no hay manera de agarrarlo, tiene un cuerpo serpentiforme y le cubre una especie de mucosa que es lo que le concede esa capacidad de huida. Si queréis cocinar anguila usad la que tiene el aspecto de la foto de la izquierda, esta es más fácil de agarrar, en cambio la de la foto de la derecha se escurre y no hay manera de llevarla a la cazuela, además tiene la mala costumbre de vestirse con trajes caros que nos carga en nuestra cuenta.
Recordad que es importante elegir bien los ingredientes para que nuestra cocina resulte excelsa, única y exquisita.
Seguid mis consejos y os convertiréis en chefs de renombre quasiuniversal.