No sé a vosotros pero a mí las pechugas de pollo no me gustan, me resultan demasiado secas, estropajosas y acabo dejándolas de lado, pero habrá que aprovecharlas de alguna manera ¿no?
Yo he usado varios tipos de aprovechamiento pero os voy a contar uno que resulta muy sabroso y además aumenta el rendimiento.
Freís 2 cebollas, si es cebolleta mejor pero si no vale con cebolla, la hacéis bien doradita, en ese punto añadís la pechuga, con o sin hueso a vuestro gusto y mejor si la cortáis en taquitos, le añadís las hierbas o especias que os gusten a cada uno, yo acostumbro a poner un poco de pimentón y un polvillo de curry, pero eso queda a gusto del personal.
Si habéis puesto la pechuga con hueso deberéis deshuesarla antes de pasar al siguiente paso que es triturar todo, yo lo hago con un mixer normal y corriente, lo meto todo en el vaso del propio aparato y voy añadiendo cucharadas del frito, normalmente le añado un chorrito de leche para que triture mejor, puesto que la mezcla es bastante espesa, a veces le añado un poco de foie-gras, depende de si tengo o no pero no es estrictamente necesario.
Lo rectificáis de sal si fuera necesario y ya tenéis un paté de múltiples usos.
Podéis usarlo como relleno para canelones o lasaña, como paté con pan tostado, podéis mezclarlo con cualquier tipo de pasta hervida, como cobertura para pizza y todo lo que vuestra imaginación sea capaz de inventar.
Se puede congelar y usar a posteriori sin necesidad de descongelarlo previamente.
Lo interesante de esto es que incrementa el uso que habitualmente se hace de las pechugas y se puede usar para hacer platos distintos.
Hay otras formas de aprovechar las pechugas que ya os contaré.