CUENTO TELEVISERO






Había una vez un lugar habitado por televisores. Los había de todos los tamaños y sistemas. Pero vivían asustados por culpa de un enorme televisor que les mantenía arrinconados. Se paseaba muy ufano por lo que consideraba sus dominios haciendo girar su cable eléctrico amenazando con fustigarles con él.


La mayor parte de habitantes de este mundo televisero eran pequeños, había uno al que ni ellos consideraban como uno de los suyos puesto que no tenía antenas, ni cable eléctrico con el que enchufarse, llevaba por atrás como una puertecilla y unas cositas cilíndricas con unas señales como estas: + y -. La pobre seudotele reivindicaba su condición:


-Soy una tele de verdad, soy una de vosotras, sólo que mi sistema es diferente al vuestro, y esas cosas que llevo atrás se llaman pilas, pero estas están agotadas y por eso tienen ese verdín asqueroso, pero de verdad que soy una tele-


Las otras teles la miraban desdeñosas y se daban la vuelta mostrándole su tubo catódico (o sea el culo). Pero eso era solo porque  vivían asustadas por el televisor grandote y volcaban su frustración en la minitele.


Un día se abrió la compuerta que las separaba del universo externo y una nueva habitante entró a formar parte del grupo.

-Hola-dijo la nueva un poco tímida- se sacudió un poco y de la parte superior cayó un aparatejo que rebotó al suelo protestando.


-Joder chica que yo no tengo la culpa de que te hayan desahuciado, ya sabes que tú sin mí no eres nada, así que un poco más de cuidado- y muy ufano se quedó allí de pie mirándolas a todas.


-Hola muñecas, ya veo que con vosotras no tengo nada que hacer, sois unas antiguallas y no tengo manera de conectar con vosotras así que si me perdonáis voy a ver que hay por aquí- y así diciendo empezó a explorar su nuevo mundo.


Las otras curiosonas se acercaron a la Gran Tele- ¿qué es eso?-preguntaron- Un mando a distancia, respondió ella.

-¡Aaaaah! ¿Y que es un mando a distancia?

-Lo que hace que funcionemos.

-Nosotras no lo necesitamos funcionamos con esto- y mostraron su cable eléctrico.

-Esto es nuestra energía vital pero él –y señaló al dicharachero mando- es el que hace que sonriamos o lloremos, que películas, series y cosas así vengan a nosotras

-¿Entonces estos botones que tenemos para que sirven?

-Ya para nada dijo la Grande, ahora nuestras descendientes llevan una cosa llamada TDT y de ahí se alimentan, aunque la energía vital les llega por el mismo sistema que a nosotras, con esto-y señaló el cable eléctrico.

Mientras tanto el mando había hecho buenas migas con la minitele, ya que ambos disponían de la puertecita trasera y se sentían superiores a los demás al no depender de ningún cable para vivir (porque no querían reconocer que sin pilas eran igual de inútiles que una tele sin cable)

El Enorme se acercó para ver a qué se debía tanto alboroto en sus dominios. Cuando se encontró de frente con la Grande todos sus circuitos chisporrotearon y las antenas se replegaron ¡era más grande que él!

-Esto…. Y qué cómo va por aquí-dijo como quien no quiere la cosa.

-Bien- contestó la Grande.

-Se te ve de buen ver y sana ¿cómo no estás en activo?

-¿Lleváis mucho tiempo en este universo televisero verdad?-preguntó. Veréis…. Y acto seguido les explicó que en el mundo exterior las cosas eran muy diferentes a como ellos las recordaban, que esas antenas que tan orgullosamente lucían no servían para nada, que esos botones relucientes eran un recuerdo casi prehistórico, que lo más moderno que allí habitaba era la minitele, y así siguió explicando y explicando, hasta que mirando al Grande le dijo- y eso que te cuelga y que usas para asustar a las pequeñas no sirve de nada sin un enchufe al final o sea que menos presumir, que con esos cables colgando haces el ridículo.



Desde ese día la vida en el mundo televisero fue pacífica, de vez en cuando se abría la puerta del mundo exterior y se sumaba algún que otro mando a distancia, unas antenas viejas que nadie reclamó como suyas, incluso un día llegó una cosa que dijo ser una TDT externa.

Mientras todo esto sucedía en el mundo televisero, afuera en el mundo exterior un enorme y plano televisor de plasma con su compañero el mando a distancia, reposaba ciego y mudo a la espera de que un dedo mágico le diera vida.



Y colorín colorado….