La receta de hoy es una de las más complicadas, no por su ejecución ni por los ingredientes sino por un elemento que resulta imprescindible y que a veces es difícil de conseguir.
No vamos a necesitar ningún tipo de herramienta culinaria, ni tampoco ingredientes, por tanto pasemos a cuestiones importantes.


En cuanto a las mujeres nada de escotes vertiginosos como este, nada de ropa sensual como esta, bueno esto si porque total no lo vais a enseñar, pero la ropa externa debe ser casi puritana.



Y entramos en el elemento indispensable para que la receta llega a término en las mejores condiciones: Una suegra.

Con el ambiente idóneo creado la invitamos a casa, la recibimos con toda clase parabienes y le entregamos el ramo de flores. Pasado un tiempo prudencial la informamos con toda delicadeza de lo mucho que nos apetece comer este delicioso platillo y mostramos gran tristeza por nuestra inutilidad total en las tareas culinarias, si habéis hecho las cosas bien a partir de este momento la receta se pondrá en marcha sola, no deberéis preocuparos por nada más, la suegra saldrá a comprar los elementos ingredientes y sabrá encontrar en la cocina todos los utensilios necesarios.
Las suegras acostumbran a hacer más comida de la necesaria cosa muy conveniente ya que durante un par de días podréis seguir comiendo sin cocinar, por ello no es aconsejable dejar que se quede a comer puesto que si participa de la comida os dejará sin restos que aprovechar ya que suelen atiborrarse a gusto, cómo conseguir que se largue después de cocinar es cosa vuestra yo ahí no me meto, pero os contaré un truquillo, fingid una pelea de enamorados ella discretamente abandonara la escena y se largará con viento fresco (aprovechad para darle el piro a la pareja de pega).
Y ya está, dispondréis de una excelente y abundante cazuela de fideos.
Que os aproveche alumnos.