Mucho hablar de reciclar y ahorrar y no sé qué sostenible pero lo cierto es que somos unos derrochones que desperdiciamos lo más esencial: los excedentes de nuestro amado cuerpo mortal.
¿Nunca os habéis preguntado dónde van todas esas partes de nuestro cuerpo que tan alegremente desechamos? Cabellos, uñas, grasa, orina, lágrimas y un largo etcétera que no me apetece detallar ¿qué hacemos con ello cuando lo arrancamos sin ningún remordimiento de su emplazamiento natal? Lo tiramos, todo lo tiramos lo convertimos en basura cuando en realidad se podría usar para hacer cosas útiles.

Las lágrimas, ese sí que es un terrible desperdicio. Nada de trasvases de ríos de aquí para allá y comunidades peleándose que si el rio es mío que no que es mío, si guardáramos todas las lágrimas desde que nuestra madre nos pare imaginaos la de garrafas que podríamos llenar, y en caso de escasez de lluvias podríamos recurrir a nuestras queridas lágrimas sin distinción de si son de alegría o de tristeza.

Y del pelo ¿qué me decís del pelo? Cada corte de pelo, cada depilación de cejas, cada pelo del bigote groseramente arrancado, por no hablar de los kilos de pelos de piernas y sobacos, se debería guardar para posteriores usos ¿Cuántos colchones, almohadas, mantas, etc., se podrían hacer tejido con nuestros perdidos pelos?, ¡venga de comprar nórdicos rellenos de plumas! podríamos rellenarlos de nuestros propios pelos y cabellos y serían más ecológicos y por supuesto muchísimo más económicos.
Cada liposucción podría proveernos de grasa para diversos usos (los cuales de momento no me imagino pero algún sabio habrá por ahí que discurra algo)
Dejo a los expertos el uso que se podría hacer de las funciones fisiológicas de vaciado intestinal y uretral.
En resumen que somos unos desaprensivos con nosotros mismos y con la naturaleza que todo lo aprovecha. ¡Recojamos nuestras partes sobrantes no las tiremos! ¡Por el aprovechamiento total!